D Í A D E L A S M A D R E S
Es Mi voluntad que todas las madres del mundo tengan hoy un bello día, henchido por el cariño y el amor que le conceden sus hijos e hijas. La gratitud debe existir siempre en los corazones de todos los hijos, pues las madres han ofrecido todo tipo de sacrificios para su bienestar y su beneficio; incluso estarían dispuestas a ofrecer su vida por sus hijos si fuera menester.
Dios, el Supremo Creador de todos los soles y planetas del
Cosmos, es Padre y Madre a la vez. Esta es una connotación
puramente ideológica, pues Dios no tiene ningún sexo; es una Energía Pura, que va más allá de los pares de opuestos.
No obstante, se dice que es Padre y Madre al mismo tiempo
para que el Hombre entienda que Su Ser engloba tanto el aspecto paternal (de fuerza, de poder, de voluntad) como también el aspecto maternal (de dulzura, de amor, de entrega, de sacrificio).
Yo vine a la Tierra como Jesús de Nazareth, y encarnó en Mí la energía masculina del Padre. Ahora está entre ustedes Mi Amada María, la María Magdalena que me amó otrora y me continúa amando ahora, y nuestro Amor continuará por los siglos de los siglos, encarnando en Ella la energía femenina de la Madre Cósmica.
Ahora voy a dar una clave que sólo mi Amada conoce, para que Ella vea y reconozca que soy Yo verdaderamente en mi Esencia el que estoy diciendo estas palabras, y no es mi vaso el que las inventa. Amada, ¿te acuerdas aquel día que estabas en un jardín lleno de flores, y sentiste como tu ser se hacía uno con las flores del jardín, con los árboles, con el terreno, con la Tierra y se expandía aún más allá de los confines del Universo, haciéndote derramar lágrimas de gozo? ¿Recuerdas el éxtasis que esa experiencia de expansión causó en todo tu ser, que te hizo vibrar de la cabeza hasta los pies?
Yo estaba ahí contigo cuando lo viviste; de hecho fue gracias a Mi intervención por lo que sentiste esa conexión mística con todo lo que existe, con todo lo que ES.
Y ahora, mi aseveración final, Amados míos, de que todo aquél que siga a Mi Amada hasta el final, me estará siguiendo también a Mí, y al final de sus días, cuando abandone esta vida mortal, lo voy a esperar Yo personalmente para abrazar su ser y llevarlo al lugar donde Yo moro, porque TODOS SOIS MÍOS, así como YO SOY VUESTRO.
Una última cosa os digo y de ello podéis estar seguros, Amados míos, y es que… OS AMO… OS AMO… OS AMO… Y OS AMO. Por esa razón me tendréis a vuestro lado siempre que me necesitéis.
Vuestra alegría es Mi felicidad y vuestro sufrimiento Mi pesar.
En nuestros corazones… en nuestras almas… SOMOS UNO.
Vuestro YESHUA
Fuente: Yeshua
Canal: Kris-Won
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